¿Qué es el SIBO? Todo lo que Necesitas Saber 2024

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Ignacia Fillol

Soy Dietista-Nutricionista con un Máster en Ciencias y Health Coach certificada internacionalmente, con más de una década de experiencia atendiendo a pacientes en el área clínica y deportiva.

Desde mi infancia, he estado en un entorno que valora el deporte y un estilo de vida saludable. Esto despertó mi interés por la nutrición, donde descubrí el impacto significativo que tiene una alimentación equilibrada en nuestra salud y bienestar.

Disfruto de acompañar y ayudar a mis pacientes con dedicación y empatía, adaptándome a sus necesidades individuales y proporcionándoles el apoyo necesario en su camino hacia una vida más saludable.

Aspectos que Veremos

SIBO

El SIBO (Small Intestinal Bacterial Overgrowth), o sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado, es una condición creciente en el campo de la salud digestiva. Esta afección se caracteriza por un exceso de bacterias en el intestino delgado, lo que puede causar síntomas como hinchazón, dolor abdominal y problemas digestivos significativos si no se aborda de manera adecuada.

En esta guía actualizada para 2024, te proporciono una visión completa del SIBO: desde sus causas y síntomas hasta los métodos más recientes de diagnóstico y tratamiento. Si te has preguntado si el SIBO podría ser la causa de tus problemas digestivos o si simplemente deseas obtener más información, aquí encontrarás todo lo que necesitas saber.

Introducción al SIBO

La prevalencia exacta del sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado es aún incierta. Sin embargo, se sabe que condiciones como el síndrome del intestino irritable, los trastornos de la motilidad intestinal y la pancreatitis crónica son responsables de la mayoría de los casos de SIBO, representando entre el 80% y el 90% de los diagnósticos. El SIBO es más común en mujeres y en personas mayores, y su incidencia tiende a aumentar con la edad debido a factores como la hipoclorhidria (baja producción de ácido gástrico) y la dismotilidad intestinal. En muchos casos, se identifican múltiples factores contribuyentes al desarrollo del SIBO.

Definición y causas del SIBO

El sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO) se define por un aumento anormal en la cantidad de bacterias en el intestino delgado, donde típicamente hay una población bacteriana baja. Esta condición ocurre cuando los mecanismos de defensa del intestino, como la acidez estomacal y el movimiento peristáltico, fallan en mantener el equilibrio bacteriano. Como resultado, las bacterias del colon pueden proliferar en el intestino delgado, generando un exceso de gas debido a la fermentación de los hidratos de carbono y azúcares ingeridos, y provocando los síntomas asociados con el SIBO.

Este exceso de bacterias puede fermentar los hidratos de carbono y azúcares ingeridos, generando una producción excesiva de gases que causan los síntomas característicos del SIBO. Sin embargo, otras enfermedades y desequilibrios en la microbiota intestinal pueden presentar síntomas similares. La microbiota intestinal, compuesta por bacterias y otros microorganismos que viven en equilibrio, puede alterarse, dando lugar a una disbiosis, de la cual el SIBO es un tipo específico.

Aunque no se identifica una causa única para el SIBO, varios factores pueden contribuir a su desarrollo o aumentar el riesgo:

  • Disfunción Motora Intestinal: El movimiento normal del intestino ayuda a mantener las bacterias en movimiento y fuera del intestino delgado. La disfunción en la motilidad intestinal puede permitir que las bacterias se acumulen en esta zona.
  • Anatomía Anormal: Anomalías anatómicas, como obstrucciones intestinales o antecedentes de cirugías en el intestino, pueden crear áreas propensas a la acumulación y proliferación bacteriana.
  • Alteraciones en la Acidez Gástrica: Una disminución en la producción de ácido gástrico puede permitir que las bacterias sobrevivan y se establezcan en el intestino delgado.
  • Alteraciones en el Sistema Inmunológico: Un sistema inmunológico comprometido puede tener dificultades para controlar el crecimiento excesivo de bacterias en el intestino delgado.
  • Consumo Excesivo de Carbohidratos Fermentables: Dietas ricas en carbohidratos fermentables, como los FODMAPs (fermentables, oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles), pueden proporcionar un sustrato ideal para el crecimiento bacteriano excesivo.
  • Uso de Antibióticos: El uso frecuente o prolongado de antibióticos puede alterar la flora bacteriana normal del intestino y permitir el crecimiento descontrolado de bacterias no deseadas.
  • Enfermedades Concomitantes: Condiciones médicas como la enfermedad de Crohn, la enfermedad celíaca y la diabetes pueden incrementar el riesgo de desarrollar SIBO.
  • Envejecimiento: Con el envejecimiento, la motilidad intestinal puede disminuir, lo que aumenta el riesgo de SIBO.
  • Efectos Secundarios de Cirugías Bariátricas: Algunos tipos de cirugías bariátricas pueden aumentar el riesgo de SIBO debido a cambios en la anatomía intestinal y en la motilidad.

Síntomas comunes del SIBO

Las personas con sibo experimentan síntomas que afectan su calidad de vida. Entre ellos se incluyen:

  • Hinchazón abdominal
  • Diarrea o estreñimiento
  • Flatulencia excesiva
  • Dolor o molestias abdominales
  • Mala absorción de nutrientes
  • Fatiga crónica

Dado que el SIBO comparte síntomas con otras afecciones digestivas, como el síndrome del intestino irritable, es fundamental realizar pruebas adecuadas para un diagnóstico certero.

Pruebas de diagnóstico para el SIBO

Actualmente, no existe una prueba universalmente aceptada como estándar de oro para el diagnóstico del SIBO. Sin embargo, una combinación de métodos clínicos y pruebas de laboratorio puede ser utilizada para confirmar su presencia.

El SIBO puede diagnosticarse mediante una gastroscopia, que permite obtener una muestra de aspirado del intestino delgado para cultivo bacteriano. Un cultivo que muestre ≥10³ unidades formadoras de colonias es indicativo de SIBO. No obstante, debido a su carácter invasivo, esta opción generalmente se reserva para casos específicos. En cambio, la prueba de aliento con lactulosa o glucosa se prefiere por ser menos invasiva, más sencilla y económica.

La prueba de aliento se basa en el principio de que las bacterias intestinales fermentan lactulosa o glucosa, produciendo gases como hidrógeno y metano. Estos gases se absorben en el torrente sanguíneo y se excretan en el aliento del paciente. Un aumento de más de 20 partes por millón (ppm) de hidrógeno dentro de los primeros 90 minutos, o más de 10 ppm de metano, se consideran resultados positivos. Esta prueba mide la cantidad de hidrógeno y metano en el aliento en diferentes momentos, comparando los niveles en ayunas y hasta 120 minutos después de la ingestión del sustrato.

El procedimiento de la prueba de aliento incluye los siguientes pasos:

  1. Preparación Previa: Es esencial que el paciente siga las recomendaciones previas, como ayuno, restricciones dietéticas y ajustes en la medicación.
  2. Medición de Línea Base: Se toma una muestra de aliento inicial para establecer los niveles normales de gases antes de la administración del sustrato (lactulosa o glucosa).
  3. Ingestión del Sustrato: El paciente ingiere una solución de lactulosa o glucosa disuelta en agua.
  4. Toma de Muestras Periódicas: Después de la ingesta, se toman muestras de aliento cada 25 minutos para evaluar la producción de gases y se monitorean los síntomas que puedan surgir durante la prueba.

El diagnóstico definitivo de SIBO se establece mediante una combinación de los resultados de la prueba de aliento, los síntomas del paciente y la evaluación clínica realizada por el médico. Además, esta prueba de aliento permite identificar patrones específicos de gases que pueden ayudar a diferenciar el tipo de microorganismo en sobrecrecimiento. Es importante señalar que, aunque el sobrecrecimiento fúngico (SIFO) y el sobrecrecimiento intestinal de arqueas metanógenas (IMO) están relacionados con desequilibrios microbianos en el intestino, representan condiciones distintas del SIBO y deben ser evaluados y tratados de manera diferente.

Tratamiento del SIBO: Opciones Efectivas

El tratamiento del SIBO debe ser siempre realizado bajo la supervisión de un profesional de la salud para garantizar su efectividad y seguridad. Un diagnóstico y tratamiento adecuados pueden mejorar significativamente la calidad de vida de las personas afectadas. El enfoque terapéutico para el SIBO incluye diversas estrategias que van más allá del uso de antibióticos y deben abordar las causas subyacentes para prevenir recidivas. Las opciones más comunes incluyen:

  1. Antibióticos: Los antibióticos son fundamentales para reducir el crecimiento bacteriano en el intestino delgado. Los más comunes son:
  • Rifaximina: Generalmente se prescribe en casos de elevación de hidrógeno (H₂).
  • Metronidazol y Neomicina: A menudo se combinan con rifaximina en casos con elevación de metano (CH₄) o cuando también hay elevación de hidrógeno, dado que la producción de metano suele ir acompañada de producción de hidrógeno.
  • Tratamiento para Sulfuro de Hidrógeno: Similar al tratamiento para el sobrecrecimiento de metano.
  1. Terapias herbales: Algunos estudios preliminares sugieren que los suplementos con extractos botánicos con actividad bacteriostática, antifúngica y antiviral, como el aceite de orégano, aceite de tomillo, berberina, alicina, ajenjo, artemisa, canela y neem, pueden ser útiles. Sin embargo, se necesita más investigación para confirmar su efectividad.
  2. Procinéticos: Estos agentes, que pueden ser farmacológicos o botánicos, son útiles para mejorar la motilidad intestinal en casos de disfunción del complejo motor migratorio.
  3. Enzimas digestivas: Se pueden emplear para tratar la dispepsia asociada con SIBO.
  4. Próbioticos: Para restablecer el equilibrio de la microbiota. La elección de probióticos debe ser individualizada según las necesidades específicas de cada paciente. Durante el tratamiento con antibióticos, se recomienda la suplementación con Saccharomyces boulardii.

Es crucial que el tratamiento del SIBO no se limite únicamente a la terapia antibiótica. Abordar la causa subyacente del SIBO es fundamental para prevenir recidivas, ya que se estima que entre el 40% y el 50% de los pacientes pueden experimentar recaídas. Además, es importante tratar las posibles deficiencias nutricionales, como deficiencias de vitamina B12, hierro, tiamina, niacina y otras vitaminas liposolubles, que pueden surgir como consecuencia del SIBO.

Para un manejo efectivo del SIBO, es esencial adoptar un enfoque integral que combine antibióticos con recomendaciones dietéticas y la identificación y tratamiento de cualquier condición subyacente.

Dieta para el SIBO

Paralelamente al inicio de tratamiento farmacológico es conveniente adaptar la alimentación. Para ello, es aconsejable consultar a un dietista-nutricionista especializado en SIBO. Aunque existen varias dietas propuestas para el manejo del sobrecrecimiento bacteriano, la Dieta Baja en FODMAPs (fermentable oligosaccharides, disaccharides, monosaccharides and polyols) es actualmente la más aplicada en la práctica clínica.

Esta dieta limita la ingesta de azúcares fermentables que pueden ser utilizados por la microbiota, tanto la habitual como la en sobrecrecimiento, como sustrato energético. De este modo, ayuda a reducir la actividad bacteriana y a mejorar los síntomas. Sin embargo, es importante tener en cuenta que, por sí sola, la dieta baja en FODMAPs no erradica el sobrecrecimiento bacteriano y debe ser acompañada de tratamiento antibiótico para obtener mejores resultados.

La Dieta Baja en FODMAPs debe ser considerada como una herramienta transitoria para el manejo de los síntomas, con una fase estricta de 1-2 semanas que debe seguirse bajo la supervisión de un profesional. Dado que esta dieta es bastante restrictiva, es crucial realizar una reintroducción gradual de alimentos para evitar efectos adversos en la microbiota saludable y asegurar una recuperación óptima. Esto es particularmente importante porque los compuestos fermentables se encuentran en frutas y verduras que proporcionan fibra prebiótica, antioxidantes y vitaminas esenciales para la salud intestinal y general.

El SIBO puede presentar una amplia gama de síntomas digestivos, y no hay una lista universal de alimentos que deban evitarse. Sin embargo, los siguientes alimentos, ricos en carbohidratos fermentables, suelen empeorar los síntomas y se recomienda eliminarlos al inicio del tratamiento:

Alimentos que suelen empeorar los síntomas del SIBO:

Ciertos alimentos pueden agravar los síntomas del SIBO al alimentar en exceso las bacterias del intestino. A continuación, te mostramos cuáles evitar para mejorar tu bienestar.

  • Fructosa: Manzanas, peras, mangos; miel; jarabe de maíz alto en fructosa.
  • Lactosa: Productos lácteos como leche, queso blando y yogur.
  • Fructanos: Trigo, cebolla, ajo, alcachofa, espárragos.
  • Galactanos: Legumbres como frijoles, garbanzos, lentejas, soja.
  • Polialcoholes: Sorbitol, manitol, xilitol, maltitol, presentes en algunos edulcorantes artificiales y en frutas como ciruelas, peras y melocotón.

Alimentos que suelen ser mejor tolerados:

Cuando se busca mejorar la digestión y evitar malestares gastrointestinales, es esencial optar por alimentos que el cuerpo tolere con mayor facilidad. A continuación, te presento una lista de opciones que suelen ser bien aceptadas por la mayoría de las personas, proporcionando una base nutricional equilibrada sin causar irritaciones comunes.

  • Proteínas animales: Pollo, pavo, pescado.
  • Vegetales bajos en FODMAPs: Zanahorias, calabacín, pepino, espinacas, col rizada, pimientos.
  • Frutas bajas en FODMAPs: Plátanos, arándanos, fresas, uvas, naranjas.
  • Granos sin gluten: Arroz, avena sin gluten, quinoa.
  • Lácteos sin lactosa: Leche sin lactosa, quesos duros (cheddar, parmesano), alternativas vegetales (leche de almendra, leche de coco).
  • Aceites y grasas saludables: Aceite de oliva, aceite de coco.
  • Hierbas y especias: Jengibre, cúrcuma, romero, tomillo.

La reintroducción de alimentos debe realizarse de manera controlada y bajo la supervisión de un nutricionista especializado en SIBO para evitar recaídas y garantizar una dieta equilibrada. Con un enfoque integral que combine antibióticos, ajustes dietéticos personalizados y el manejo de causas subyacentes, es posible controlar el SIBO y mejorar significativamente la calidad de vida.

Con un enfoque adecuado, combinando antibióticos, ajustes dietéticos personalizados y el manejo de causas subyacentes, es posible controlar el SIBO y mejorar significativamente la calidad de vida.

SIBO y su relación con otras afecciones

El síndrome de sobrecrecimiento bacteriano intestinal (SIBO) está estrechamente relacionado con diversos problemas del sistema digestivo. Es frecuente observar su presencia en personas con síndrome del intestino irritable (SII) y enfermedad de Crohn.

SIBO y Trastornos Intestinales

Numerosos estudios indican que hasta el 84% de los pacientes con SII también presentan SIBO. Ambas condiciones comparten causas comunes, como alteraciones en los movimientos intestinales y desequilibrios en la flora intestinal.

El SIBO también se asocia con la enfermedad de Crohn, una inflamación crónica del tracto digestivo. Se cree que el SIBO puede agravar los síntomas de la enfermedad y acelerar su progresión. Por lo tanto, abordar el SIBO puede ser beneficioso para quienes padecen de enfermedad de Crohn.

Tratar el SIBO junto con los trastornos intestinales subyacentes es crucial para mejorar la calidad de vida de los pacientes y manejar estas complejas condiciones de manera más efectiva.

Consejos para prevenir el SIBO

Mantener un sistema digestivo saludable es esencial para prevenir el SIBO. Aquí tienes algunos consejos útiles:

  • Adopta una dieta saludable: Prioriza alimentos frescos, frutas, verduras, granos enteros, legumbres, proteínas magras y grasas saludables. Evita los alimentos ultraprocesados y los edulcorantes artificiales.
  • Mejora tu digestión: Come despacio, mastica bien los alimentos y bebe agua fuera de las comidas para facilitar una mejor digestión.
  • Mantén una vida activa: El ejercicio regular, además de sus múltiples beneficios mejora la motilidad intestinal y fortalece el sistema inmunológico.
  • Controla el estrés: El estrés puede afectar negativamente tu digestión y aumentar el riesgo de SIBO. Practica técnicas de relajación como la meditación o el yoga.
  • Usa antibióticos con precaución: Los antibióticos pueden alterar el equilibrio bacteriano en el intestino. Úsalos sólo cuando sea necesario y bajo prescripción médica.

SIBO: Abordaje integral y recuperación

El pronóstico del SIBO depende de la causa subyacente del sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado. La mayoría de los casos tienen un buen pronóstico, rara vez requieren hospitalización y generalmente no están asociados con complicaciones graves.

El SIBO puede afectar significativamente la calidad de vida, causando síntomas como hinchazón, malestar digestivo y fatiga crónica. Abordar el SIBO de manera efectiva requiere un enfoque integral que combine tratamientos médicos con cambios en la nutrición y el bienestar general.

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Preguntas Frecuentes 

¿Qué es el SIBO? El SIBO, o Sobrecrecimiento Bacteriano del Intestino Delgado, ocurre cuando hay un exceso de bacterias en la parte superior del intestino delgado. Este desequilibrio puede causar síntomas digestivos variados, como hinchazón, dolor abdominal y alteraciones en el tránsito intestinal

¿Cuáles son las principales causas del SIBO? Las causas principales del SIBO incluyen problemas de motilidad intestinal, intervenciones quirúrgicas en el tracto digestivo, uso prolongado de medicamentos como antibióticos, y condiciones médicas.

¿Cuáles son los síntomas más comunes del SIBO? Los síntomas del SIBO pueden incluir hinchazón, flatulencia, diarrea, estreñimiento, dolor abdominal, náuseas y pérdida de peso. También se pueden experimentar fatiga, deficiencias nutricionales y malestar general.

¿Cómo se diagnostica el SIBO? Actualmente, no existe una prueba definitiva estándar (gold standard) para el diagnóstico de SIBO. Sin embargo, las pruebas de aliento son comúnmente utilizadas para evaluar esta condición. Estas pruebas miden los niveles de gases como hidrógeno y metano tras la ingestión de una solución de azúcar. Aunque no son definitivas, son prácticas y útiles para la evaluación del sobrecrecimiento bacteriano.

¿Cómo se trata el SIBO? 

El tratamiento del SIBO suele incluir:

  • Antibióticos específicos: Como rifaximina, metronidazol y neomicina, para reducir el crecimiento bacteriano en el intestino delgado.
  • Dieta baja en FODMAPs: Para limitar los azúcares fermentables y reducir la actividad bacteriana. Esta dieta es una herramienta transitoria y debe ser seguida bajo la supervisión de un profesional.
  • Tratamiento de causas subyacentes: Abordar disfunciones motrices, condiciones médicas y el uso de medicamentos que contribuyen al SIBO.
  • Otros enfoques: Según el caso, se pueden considerar enzimas digestivas, procinéticos, probióticos y terapias herbales complementarias

¿Cómo se relaciona el SIBO con otros trastornos intestinales? El SIBO está frecuentemente asociado con trastornos intestinales como el síndrome del intestino irritable (SII) y la enfermedad de Crohn. Tratar el SIBO en conjunto con estas condiciones puede ser crucial para mejorar la calidad de vida y controlar los síntomas de manera efectiva.

¿Cómo puedo prevenir el SIBO? Para prevenir el SIBO, es importante mantener una dieta equilibrada, evitar carbohidratos fermentables, realizar ejercicio regularmente, reducir el estrés y gestionar adecuadamente cualquier condición médica que pueda predisponer al SIBO.

Fuentes: 

Takakura W, Pimentel M. Small Intestinal Bacterial Overgrowth and Irritable Bowel Syndrome – An Update. Front Psychiatry. 2020 Jul 10;11:664. doi: 10.3389/fpsyt.2020.00664. PMID: 32754068; PMCID: PMC7366247.

Takakura W, Pimentel M. Small Intestinal Bacterial Overgrowth and Irritable Bowel Syndrome – An Update. Front Psychiatry. 2020 Jul 10;11:664. doi: 10.3389/fpsyt.2020.00664. PMID: 32754068; PMCID: PMC7366247.

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